domingo, 2 de junio de 2013

Ensayo

Preparatoria 258
Lidia Cecilia Fragano Antonio
201
Fenómenos sociales en Aushwitz – Birkenau
Muchos de nosotros hemos oído hablar de los campos de concentración durante la segunda guerra mundial y las atrocidades que realizaron.
Lo que muchos ignoramos es que en esos campos  también había una estructura social, jerarquías y demás semejanzas con nuestra realidad a pesar de las atrocidades vividas en esos lugares, pero “mientras hay vida hay esperanza”.
En los campos de concentración había vida allí, historias conmovedoras, lo que se contara es el lado humano de las relaciones entre los prisioneros y los tratos de los sanguinarios verdugos.
Ocurrieron muchos sucesos que merecen ser contados y no por morbo, más bien porque “la conciencia es, a la vez, testigo, fiscal y juez”, debemos tomar conciencia para no repetir la misma historia, ni permitir otra  mancha que nos avergüence a la humanidad.
También hay que enterarnos de su forma de vida y todos sus esfuerzos por sobrevivir.
Esto fue terrible pero hay que ver el lado humano de Aushwitz – Birkenau, sus resistencia y es admirable como lograron desafiar a sus verdugos, a pesar de los castigos, trabajos forzados, humillados, tuvieran una fortaleza mental y física, ninguno de nosotros podemos imaginar, pues no lo hemos vivido, a mí también me costó creerlo porque sinceramente nosotros “no podemos creer, hasta ver”, esto suena a que carecemos de empatía, un valor de nuestros padres, maestros y demás autoridades adultas nos han tratado de inculcar, por eso hay que saber más del tema para imaginarnos tal horror, sé que esto tal vez no sea nada parecido, aunque una idea clara si nos podrá dar.

Un campo de concentración era una instalación para encarcelar y eliminar a los enemigos del estado de los alemanes o arias puros, recordemos que estos formaban parte del Partido Nacional Socialista de los trabajadores alemanes, llamados o mejor conocidos como nazis, este partido se fundó en 1919, tenía ideas fascistas. Hitler se convirtió en 1921 en su director. Sus ideas eran en control gubernamental de las industrias y que solo los súper hombres (alemanes) vivieran en la tierra, que no hubiera una mezcla de razas.

Para eso se abrieron los campos de concentración, un sinónimo exterminar, degradar.

Los alemanes engañaban a las personas para que llegaran al campo en trenes, muchas cayeron por traiciones como Olga Lengyel, autora de los Hornos de Hitler, traicionada por el asistente de su marido, este les platicaba lo que pensaba y creía acerca de los alemanes, el cual fue un terrible error porque el asistente Osvath "nos traiciono", el era un “suab”, estas fueron las palabras de la autora que fue extorsionada por Osvath a cambio de que no muriera su marido y familia, por el hospital del Dr. Lengyel, su esposo, sin  saber que más tarde caerían en la trampa, llevándolos a toda su familia a un tren donde solo entraban 8 caballos….. o 96 hombres, mujeres y niños.. Aquí podemos decir que “más vale maña que fuerza”, los alemanes sabían cómo engañar a la gente y que esta cayera en sus trampas, sin violencia, con algo más efectivo, la maña como lo dijo el mismo Hitler en su libro “Mi Lucha”, "bien se que la viva voz gana más fácilmente las voluntades que la palabra escrita".

En el vagón, el viaje fue terrible, muchos murieron dentro, esperaron a un futuro incierto, al llegar les arrebataban sus pertenencias, los separaban en dos filas, en una iban los adultos saludables y niños mayores, por el otro lado adultos ya mayores y niños menores de doce años, este lado era enviado directamente a la cámara de gas o como dirían sus verdugos “trato especial”, los amorosos padres advertidos del letrero en la entrada del campo que decía que el trabajo compraba la libertad, no querían que los pequeñines trabajaran, los enviaron al “trato especial”, hecho del que más tarde se arrepentirían.

Esta construcción enorme, resguardada por cercas electrificadas y guardianes de la S.S. era imponente, nadie imaginaba lo que ocurriría hasta ingresar, allí se les asignaba un numero y una barraca, dentro de estar había un tipo de literas de tres pisos que les llamaban koias, allí dormían unas diecisiete o veinte personas, el techo de la barraca era deplorable, la suciedad de la barraca excedía a la imaginación más poderosa, y a pesar de que no tenían elementos de limpieza, lo solucionaron con un trozo de tela del vestido de una interna.

La comida era un líquido negruzco donde se podían hallar hasta botones, era asqueroso pero se la comían rápido.

Había dos llamadas, una al amanecer y otra alrededor de las tres de la tarde, se esperaban muchas horas, esto se utilizaba para diezmar a los prisioneros. También había otra selección para mandar nuevas víctimas a los crematorios.


En los campos también había jerarquías. Las Lageralteste eran las reinas sin corona del campo como Irma Griese, tan bella como malvada, despiadada enviaba a los hornos a las mujeres más bellas o que a pesar de los maltratos conservaban parte de su belleza anterior, después seguían  las blocovas y demás trabajadoras tales como los del Canadá, cocineras, asistentes de las mujeres de cargos importantes , seguían los prisioneros de otras nacionalidades excepto los judíos y cristianos, todos los prisioneros eran tratados como escoria, mas estos últimos dos.
Allí también se enamoraban, en los campos, pudiese ser del interno de su mismo sexo o del contrario, en ese lugar muchos perdían la cabeza, los castigos y el nuevo modo de vida les ocasionaba cambios en su forma de ver al mismo sexo, muchos mantenían esas relaciones a cambio de comida, igualmente se daba entre personas del sexo opuesto, en esos campos se degradaban mucho y luego ya no les importaba lo que pensaran de ellos, cambiaban a ese modo de vida, aunque muchos si se amaban y también había historias dignas de contarse como jóvenes que se reunían cerca de las alambradas de los campos para verse, al amor no le importaba ni siquiera la nacionalidad, ni las que anteriormente eran sus clases sociales, muchos murieron en los intentos de verse.
Había resistencias y entre los internos se apoyaban los unos a los otros para lograr seguir con vida y algún día contar el infierno que vivieron, ellos llamaban “organizar” a robar a los alemanes, podían ser en el “Canadá” para su beneficio o el de sus compañeros o con pequeñas acciones, un ejemplo admirable era el de Olga Lengyel, pues ella junto con sus compañeras enfermeras aunque suene cruel a las mujeres que iban a dar a luz, ellas les quitaban la respiración al bebe pues los alemanes decían que si moría el bebe la madre de salvaba, pero si vivía, los dos iban  directo a la cámara de gas.
Su lado humano es realmente admirable, pues a pesar de que en ese lugar ya solo eran un número, no se dejaban vencer por sus verdugos, hubo una resistencia, algunos sucumbieron, otros cambiaron sus preferencias pero como decimos no fueron dejados y de una forma u otra siempre salto su valentía y un apoyo entre los prisioneros como solo lo podemos ver en las peores tragedias, lo que vivieron no se les desea, ni siquiera al peor enemigo, esto es una muestra de los poderosa que es la raza humana al crear una resistencia y "organizar" (robar a los alemanes), muchos murieron pero son héroes solo por el hecho de que lo hicieron.

Fuentes de consulta.
-Lengyel Olga. Los hornos de Hitler. Trad.
Andrés Ma. Mateo, Diana. 1961, 263 pp.
-Hitler Adolfo, Mi Lucha.